5 may 2015

Del periódico El Mundo

"Sirope". Un título tan desconcertante requiere una explicación igual de inaudita. Alejandro Sanz ha desvelado este lunes en el Museo Reina Sofía de Madrid por qué había llamado así a su décimo disco. Primero ha dicho que era un homenaje a "Get up!", el grito de guerra de James Brown en 'Sex machine'. Pero luego, en entrevista con EL MUNDO, ha puntualizado: "Es el doble sentido. Mira la foto de la portada: como que me resigno al halago, a que me estén cuidando. Es un poco una ironía respecto a lo azucarado que puede llegar a ser el amor". Y tampoco hay mucho más. "Siempre digo que el subconsciente también compone. Es como Barceló, que no sabe explicar sus cuadros", atajó. Lo que está claro es que va a ser uno de los fenómenos del calendario musical español y, por extensión, latinoamericano. Todo ello, amplificado por su oportuna participación en el concurso televisivo 'La Voz'. Alejandro Sanz sigue siendo una estrella, aunque no lo note. "Procuro no tener mucha dicotomía entre la persona y el personaje", apuntaba esta tarde. "Paso tanto tiempo en el estudio y tengo que pasar tanto tiempo en el escenario que no sé cuando he de cambiar de registro. Por eso prefiero ser el mismo en todos los sitios y así no tengo que llevarme demasiados disgustos conmigo mismo. Además, como se te olvide un poco la pose, es de lo más ridículo". En 'Sirope' hay amor, claro, pero también algún guiño a la actualidad, como el caso de Venezuela en la canción 'No madura el coco'. "Para mí, el tema de Venezuela es mucho más que político y me toca personalmente desde hace tiempo", ha enfatizado. "Hay muchos problemas en el mundo de los que se pueden hablar y puede que haya quien diga que qué pesado es este tío con Venezuela. En este tema en concreto está la referencia a Maduro, pero hablo sobre todo de la tierra venezolana, de en qué situación la están dejando". Y, siguiendo con el Caribe, aseguró que "en Cuba se da ahora una ilusión renovada porque el país se abra por fin. Pero, igual que en Venezuela, hay ese temor a decir lo que uno opina y que no se puedan hacer determinadas cosas". Sanz, que también lamenta la brutalidad policial en EEUU, dijo no ser "fanático de nada", aunque le gusta poder decir las cosas que ve "sin que me crucifiquen por ello". Eso sí, ahora gasta un perfil más bajo en sus declaraciones públicas. "Pagué un poco la novatada con Twitter. No le aconsejo a nadie que haga lo que yo hacía. Una vez afirmé que no quería pertenecer a ese ruido de las redes sociales, porque no va a ningún lado. Pueden decir lo que sea de ti, que cuando vas a corroborarlo o desmentirlo ya no importa. Son suspiros de fuego", se quejó. Esa precaución también se aplica a su valoración de la situación española. "En todo lo que es cambio, ebullición, movimiento social hay mucha poesía. No voy de cantautor por la vida, aunque lo soy... trovador más bien. Pero no es el papel que me corresponde ni tengo ningún interés en hacer crónica social o política", se ha excusado. Pero sí que dejó algunas reflexiones: "Estamos viviendo un momento que, por un lado, es un escándalo y en el que se están abriendo heridas constantemente con este grave problema de corrupción que tenemos. Pero, por el otro, es muy bueno, porque el crédito que tiene esta gente es limitado. Y había llegado un punto que yo pensaba que no lo era: no vamos a cambiar jamás, no importa que alguien sea corrupto, que lo eligen por mayoría". "A mí me tranquiliza bastante", ha proseguido, "ver este nuevo mensaje de que lo que se hace se termina pagando. Aparte queda lo de valorar si las nuevas doctrinas que se presentan son buenas o no para España; eso ya queda dentro de la conciencia de cada uno". Por eso, se permite atacar parte de la idiosincrasia española. "La canción más revolucionaria que ha existido es 'Imagine'. Sobre todo en un país como España, no puedes combatir el vocerío con más vocerío. Es como poner un tanque contra otro: sólo generas destrucción". Respecto a su presencia en 'La Voz' -ya estuvo en la versión mexicana del programa-, Sanz se ha justificado negando que los principales beneficiados de este tipo de formatos sean las estrellas que 'tutelan' a los concursantes: "Para la música, es mejor que el debate sobre el estado de la nación. Es verdad que son todo versiones y me gustaría que pudiesen tocar sus canciones. Pero es que no hay espacio para la música en televisión. Y tenemos que celebrar cada hueco que nos dejen". Este es el link:
http://www.elmundo.es/cultura/2015/05/05/5547efa222601d24098b456b.html