5 may 2015

Entrevista para La Vanguardia

Apunto de cumplirse un cuarto de siglo de su debut discográfico, Alejandro Sanz (Madrid, 1968) lanza su décimo álbum de estudio, Sirope, trabajo marcado por el muelle del funk y la progresiva declinación flamenca de su voz. Ayer, en el auditorio del museo Reina Sofía, lo presentaba a los medios, mientras decenas de seguidores en los alrededores esperaban atrapar una sonrisa furtiva a la salida.

Viendo el título, ¿el pop se está quedando como uno de los escasos refugios de la ligereza? 

Lo primero, creo que lo ligero no es tan ligero como parece, y no estoy seguro de que lo solemne lo sea tanto como pretende. En realidad lo de Sirope no es ligero. Mira la portada: es un tipo que parece tan harto del amor.

De la devoción. 

Es como un tipo empalagado. Escuchando el disco, creo que no tiene nada de sirope. Además, "sirope" era el grito de guerra de James Brown. El otro día estaba viendo por enésima vez el festival de radio aquel de Brown al que iban los Rolling, y cuando actuó él echaron a la gente. Los Rolling querían otro público para no cantar después de la que formó James Brown. Pienso que Sirope es un nombre muy funky.

Bueno, el sirope se ha emancipado del postre, se le puede echar a muchas cosas. ¿Ha hecho eso con sus estilos?

Mira, tenemos un almacén en Miami, la nave de un amigo, donde nos juntamos a tocar músicos de todo pelaje: Juanes, Maná, Lenny Kravitz, yo qué sé, los que pasan por ahí. Y estas músicas se aparecen, el funk, el bluegrass, etcétera. En nuestras jam session no están permitidas las versiones, no se puede cantar nada conocido… o sea, lo contrario de las bodas. Ese concepto de la espontaneidad lo quería trasladar al disco. Por supuesto, no hay nada improvisado en el disco, está todo más que pensado, pero quería conservar ese ambiente de cuando se juntan cuatro, cinco, seis músicos, y empiezan a improvisar. 

¿Sería usted otro artista distinto sin haber dado ese salto al otro lado del Atlántico? 

Puede ser. Son tantas circunstancias las que afectan a la música que al final todo pesa. Si no hubiera sido por Paco de Lucía o por Camarón, yo podría haber estado en la música, ¿pero haciendo qué? Obviamente cuando llegué a Miami y conocí el son cubano, me marcó. Hay cosas de la música latina de las que puedo prescindir, y de hecho prescindo, pero hay otras que me interesan. Y no sólo de la música latina, sino de otros muchos estilos musicales que se hacen en Estados Unidos. Todo influye, pero sobre todo, todo lo que tenga emoción sirve. Hay una cosa que me gusta mucho de los gitanos: cuando algo les gusta, dicen "Eso es muy flamenco". Ya puede ser Michael Jackson, Prince… que a ellos les parece flamenco, y creo que eso lo explica muy bien. A mí todo lo que me suena flamenco, aunque no lo sea, me suena bien.

Que la génesis del disco sean jam sessions ¿tendrá una plasmación en la gira? 

Voy a llevar una banda en condiciones. Siempre he cuidado mucho la banda, y este año voy a llevar además a varios becarios de Berckley para que tengan la experiencia de una gira como parte de su enseñanza. Ahora estoy en la fase de sentarme con el grupo a pensar cómo va a ser el concierto, la parte musical, las luces y todo. Y le digo siempre a los músicos: si no nos divertimos esto no sirve para nada.

 ¿El tamaño de sus conciertos ha llegado a intimidarle? 

En la vida, el tamaño no importa. Un crítico de Los Angeles Times me hizo una crítica de la gira de Más, si no recuerdo mal, en la que llevaba una escenografía enorme, que yo no usaba.

No es de echar carreras.

No, en absoluto. El tipo decía que, a veces, menos es más. Y lo tomé muy en cuenta. Ahora estoy muy a gusto con las escenografías que planteamos porque, a pesar de que buscamos que sea espectacular, evitamos eso. Trabajo con el mismo tipo desde hace años, Luis Pastor, y siempre nos hace cosas nuevas. Pero desde un punto de vista muy pasivo por mi parte, porque él sabe que no puede contar conmigo para volar ni esas cosas. 

Que no hay dramaturgia. 

Exactamente. Ellos ya saben cómo soy y no cuentan conmigo para esa parte. Yo estoy donde tengo que estar, donde me gusta estar, que es con mis músicos, el piano cerca, el bajista cerca.. 

Este es el link: http://www.lavanguardia.com/gente/20150505/54431029869/alejandro-sanz-emocion-flamenco.html