El cantante Alejandro Sanz arrancó hace unos meses en Barcelona la
espectacular gira de su álbum "La música no se toca". La interrumpió por
sus compromisos con Greenpeace, en una campaña en defensa del Ártico, y
desde hace diez días retomó el tour en Almería. Esta noche recalará en
el Festival Castell de Peralada (22 h).
¿Le ha sorprendido la acogida sin fisuras que ha tenido en lo que lleva de la gira?
Estoy muy satisfecho por cómo está yendo y por la acogida que ha
tenido. Soy consciente del esfuerzo económico que ha podido suponer para
algunas personas que han asistido, incluso a varias de las fechas que
hemos tenido. Prometo seguir dando lo mejor de mí sobre el escenario en
los conciertos que aún nos quedan por delante.
En una gira como esta, el despliegue de luces, el sonido... ¿pueden llegar a tapar lo más importante, que es la música?
Una de las cosas más impresionantes de esta puesta en escena es
precisamente que la tecnología punta se pone al servicio de la música y
de las emociones. Tengo la suerte de contar con enormes profesionales
que hacen que la música, las canciones y el público sean los verdaderos
protagonistas.
¿No hay ganas de volver a un formato más íntimo, más cercano en sus directos?
Hay momentos para todo. Evidentemente no descarto el volver a un
formato más íntimo en otro momento, pero de momento La música no se
toca tiene todavía mucha vida por delante.
¿Hay fórmula que explique la vigencia de sus canciones?
No creo que exista un secreto o una fórmula mágica, pero la
honestidad y la sinceridad tienen mucho que ver con la manera de
conectar con las personas. Si a mí me hace sentir, pienso que hará
sentir a la gente.
La tendencia actual es que el directo sea la principal fuente de
ingresos para el músico. ¿Tiene algún sentido seguir haciendo álbumes?
La sociedad y su manera de consumir e integrar la música en su vida
están cambiando. La digitalización de la industria es un proceso que
comenzó hace ya tiempo y que cada vez está más integrado en las vidas
de todos. No creo que la solución pase por luchar contra ello sino por
encontrar la fórmula de aliarse a estos cambios.
No ha pasado un año del aumento del IVA en el precio de las entradas en los conciertos, y los resultados pintan catastróficos.
Hay que buscar la forma de que la cultura sea accesible para todos.
Adoptar medidas que la hagan elitista, más allá de colores políticos,
es ir contra del beneficio de la sociedad entera.
Cambiando de tema, la campaña Salvar el Ártico, más allá de la concienciación colectiva, ¿qué objetivos tiene?
Que el Alto Ártico sea nombrado patrimonio de la humanidad, un
santuario a salvo de las amenazas de las empresas petroleras que con
sus prospecciones en la zona están acelerando vertiginosamente el ritmo
del deshielo de los glaciares. De seguir así, en unos 20 años podría
desaparecer todo el hielo de la zona. Si eso sucede, más vale que en el
resto del planeta nos preparemos para nadar.
¿Por qué ahora?
Greenpeace lleva tiempo luchando por evitar la aceleración del
deshielo en el planeta. En esta ocasión se ha comprobado que las
prospecciones de petróleo contribuyen a acelerar el deshielo y además
suponen un riesgo incalculable.
¿Una época de crisis como ésta es una buena coyuntura para este tipo de iniciativas?
Cualquier momento es bueno. Solo tenemos un planeta y unos recursos
que dependen de nuestras gestiones y cuidados, algo que no debería
verse ligado a ninguna situación o coyuntura.